23 de diciembre de 2009

Andrzej Dembicz (1939-2009): el geógrafo que descubrió América Latina en la Europa del Este

La primera vez que oí hablar de Andrzej Dembicz  fue en una conversación mantenida a comienzos de los años noventa con Miguel Panadero Moya, Catedrático de Geografía Humana de la Universidad de Castilla- La Mancha con ocasión de un encuentro en Madrid sobre cuestiones relacionadas con América Latina. Sus comentarios crearon en mí la curiosidad de conocer más a fondo la personalidad de un colega polaco que había dedicado su vida profesional al conocimiento y estudio de la realidad latinoamericana en un país que por entonces estaba abriéndose a nuevos horizontes políticos y culturales y cuya transición a la democracia no dejaba de suscitar también gran interés. Ambas motivaciones me llevaron a asistir en Varsovia, en el verano de 1995, a una reunión del Centro de Estudios Latinoamericanos, convocada por el propio Dembicz, y que por vez primera me permitió conocer aspectos esenciales de Polonia que siempre identificaré con  la figura y la personalidad de Andrzej, así como las gratas experiencias vividas a su lado. Desde entonces mantuve con él una relación muy cordial que, tanto humana como profesionalmente, me deparó numerosas satisfacciones. Tantas como las que pueda proporcionar una personalidad que hizo de la Geografía una preocupación intelectual permanente, enriquecida con el compromiso que al tiempo le llevaría a la defensa de la libertad en su país y al impulso de las investigaciones sobre América Latina con un balance muy meritorio  y aportaciones valiosas, coherentes con una trayectoria académica y científica digna de ser resaltada. 
            Nació en un momento especialmente crítico de la historia polaca: el 3 de julio de 1939 en la ciudad de Kowel, actualmente en la República de Ucrania. En 1963 recibiría el título de Maestro en Geografía en el Instituto de Geografía de la Universidad de Varsovia, actualmente Facultad de Geografía y Estudios Regionales, para alcanzar el grado de Doctor en 1973 y acceder en 1984 a la Cátedra de Geografía de dicha Universidad. La labor realizada en esa Institución ha sido realmente ecomiable. En ella desempeñó la Dirección del  Departamento de Estudios Regionales sobre América Latina (1988-1991) y la del Instituto de las Américas y Europa (2002-2007), que compatibilizó con la responsabilidad máxima del  Centro de Estudios Latinoamericanos (CESLA UV), desde el momento de su creación en 1988. Mas uno de sus mayores orgullos lo tuvo cuando ocupó entre 2001-2007 la Presidencia  del Consejo Europeo de Investigaciones Sociales de Amé­rica Latina (CEISAL), mientras ejerció un protagonismo clave en la organización y promoción de los Congresos Internacionales de Americanistas, entre ellos el celebrado en Varsovia en 2000,  y que recuerdo especialmente por el nivel intelectual y la hospitalidad con que fue realizado. Esta dedicación a las investigaciones sobre América Latina representa una constante en su vida y en el despliegue de su labor intelectual, que ofrece manifestaciones explícitas en sus responsabilidades como director de Revistas científicas, de merecido reconocimiento en el ámbito de esta línea de trabajo. No en vano a Dembicz se debe la proyección de tres importantes publicaciones periódicas: Actas Latinoamericanas de Varsovia (1984-1995), Ameryka Lacinska (1994-2002) y  la Revista del CESLA desde 2000. 
            Esta orientación científica, claramente centrada en la temática latinoamericana, no puede entenderse al margen de una vinculación intelectual muy estrecha con el conocimiento de las realidades territoriales en las que centró sus preocupaciones científicas desde los inicios de su carrera profesional.  El punto de partida habría que encontrarlo en los trabajos realizados a mediados de los sesenta, como becario del gobierno cubano, sobre Cuba y el Caribe, que posteriormente ampliaría a México y a diversos países de la América meridional. Los principales  proyectos llevados a cabo a lo largo de su vida dan fiel testimonio de una especialización bien definida en torno a cuatro líneas de investigación preeminentes, en las que lograría relevantes aportaciones: el análisis de los sistemas de producción y organización de las actividades agrarias en el ámbito tropical; la interpretación de las transformaciones sociales en el contexto de los cambios ocurridos en las actividades económicas y en los procesos de reestructuración territorial asociados a ellas; la valoración del significado de los procesos de integración económica acometidos en el continente, como expresión de una voluntad política sustentada en la necesidad de  fortalecer la articulación de los mercados; y, de forma llamativamente pionera, la explicación de los vínculos interculturales – definido por él como “Diálogo Interregional”- construidos entre América Latina y la Europa Centro-Oriental, lo que, a la postre, hizo de Dembicz un precursor de las iniciativas que en ese sector de Europa supieron comprender la importancia de Latinoamérica como objeto de ininterrumpida preocupación cultural y científica. El balance ofrecido por su obra no le va a la zaga. Trescientos títulos en su bibliografía dan buena idea del formidable esfuerzo efectuado, entre los que destacan un total de 49 libros, bien como autor o editor, y doscientos artículos científicos, cincuenta de ellos en revistas extranjeras.
            Las relaciones con el mundo trasatlántico le abrieron a un amplio abanico de experiencias tanto de trabajos de campo, efectuados periódicamente en una docena de países, como de activa colaboración profesional. Así, tras iniciar su experiencia en este sentido como Profesor visitante en la Academia de Ciencias de Cuba y en la Universidad de la Habana en 1969, desempeñaría funciones similares en México (Universidad Autónoma del Estado de México y en la UNAM), en Argentina (Universidad Nacional del Comahue) y en Brasil (Pontificia Universidade Católica de Săo Paulo y  Universidade do Estado do Rio de Janeiro). Estos vínculos académicos cristalizaron al tiempo en reconocimientos que no hacían sino avalar su prestigio humano y profesional. En 1977 fue condecorado en Cuba con la Medalla del XX Aniversario, recibiendo en 1985 el Doctorado Honoris Causa por la Universidad Autónoma del Estado de México en Toluca. Años después en Perú, donde figuraba desde 1970 como Miembro Correspondiente de la Sociedad Geográfica de Lima, se le otorgó la Orden del Mérito de la República, mientras en Brasil le fue impuesta la Orden Cruzeiro do Sul en 2002, recibiendo un  año después la Medalla de la Universidad de Chile. Méritos de los que, en fin,  también se haría acreedor en la Europa del Este, al serle otorgadas la Medalla de la Universidad Económica de Bratislava (2000) y la  Cruz de Caballero de la Orden del Renacimiento de Polonia (2004).

            En medio de ese panorama de trabajo incesante, tuvo en septiembre de 2001 la oportunidad de acercarse a Valladolid, donde actuó como ponente invitado en el VI Congreso de Geografía de América Latina, que tuvo lugar en esta ciudad y en Tordesillas. Acompañado de su esposa, compartió con nosotros momentos muy agradables, mientras descubría lo mucho que encierran estas tierras que no habia recorrido hasta entonces. Quedó impresionado en la visita que hicimos al Archivo General de Simancas, de cuya importancia en la historia americana tenía noticia cabal. Me confesó sentirse emocionado mientras recorría sus impresionantes salas. “Nunca pensé que iba a estar aquí”, me señaló en voz baja. Es una de las grandes satisfacciones que le deparó uno de sus últimos viajes a España, y que había prometido repetir cuando tuviera ocasión. Desgraciadamente, no ha ocurrido. Por eso, cuando me informaron sus colegas eslovacos de que había fallecido en Varsovia el 29 de noviembre de 2009 tuve, aparte del dolor personal, la sensación de que la Geografía - en particular, la dedicada al conocimiento de la realidad latinoamericana -  había sufrido una grave e irreparable pérdida.  

No hay comentarios: