8 de diciembre de 2022

La Agencia Espacial en León: entre la eficiencia y la equidad

 

Campus de Vegazana. Universidad de León


El Norte de Castilla, 8 diciembre 2022


Aunque la decisión ya está tomada, tiene pleno sentido hacer una serie de puntualizaciones sobre el acierto que, a mi juicio, hubiera supuesto la implantación en la ciudad de León de la sede de la Agencia Espacial Española, que finalmente ha sido otorgada a la populosa capital de Andalucía por acuerdo unánime del Gobierno. Planteo estas reflexiones desde Valladolid con el propósito de traer a colación los argumentos que, de haber sido tenidos en cuenta de manera coherente con los criterios empleados, hubieran avalado de manera consistente la candidatura a favor de la ciudad bañada por el Bernesga, con evidentes repercusiones positivas para Castilla y León y quizá también para Asturias, en virtud de los efectos difusores que pudiera generar en las regiones septentrionales.


            Partamos de la idea de que el procedimiento utilizado para la asignación territorial de la Agencia Espacial y de la Agencia de Inteligencia Territorial no ha consistido formalmente en una decisión predeterminada, sino en un concurso abierto a las ciudades que se ofrecían a albergarlas mediante un proceso competitivo. Como era previsible, las candidaturas han proliferado más de lo que en principio se suponía: 21 ciudades han concurrido para acoger la Agencia Espacial y 14 la de Inteligencia Artificial. Una interpretación geográfica de las propuestas ofrece conclusiones muy interesantes que revelan hasta qué punto los contrastes interterritoriales que se producen en España, y que tienden a acentuarse, se corresponden con el propósito de afianzar, en los más dinámicos, la fortaleza ya alcanzada mientras se plantea impulsar, en los críticos, una personalidad latente, que se estima infrautilizada.


            La pretensión correctora de esta divergencia aparece contemplada de manera explícita e intencionalmente clara en los criterios en los quehabría de basarse la decisión. Se perseguía conciliar la eficiencia con la equidad, de modo que la voluntad de aprovechar las potencialidades existentes para adecuarlas al funcionamiento de una dotación exigente en infraestructuras y generadora de externalidades múltiples, operase a la vez como factor revitalizador del territorio en la lucha contra el debilitamiento poblacional del que tanto se habla y que tanto, al parecer, preocupa. Al propósito de satisfacer esta doble finalidad obedece la idea de abordar la cuestión como una iniciativa abierta a la selección entre ciudades, entendida como una fórmula idónea para descubrir, a través de las propuestas presentadas, las posibilidades latentes y, por tanto, susceptibles de ser valorizados. Pues, de otro modo, ¿qué sentido tiene abrir un concurso entre ciudades de todos los tamaños para rivalizar entre sí y provocar innecesariamente la frustración de las que no logran lo solicitado?


            En ese contexto de objetivos duales y complementarios hay argumentos suficientes para respaldar la idea de que la ciudad de León ofrecía posibilidades para asegurar una articulación entre ellos. No es una apreciación voluntarista, sino asentada en el conocimiento de las circunstancias que conforman la realidad espacial leonesa. Y es que las perspectivas del ámbito leonés están determinadas por la conveniencia de dinamizar y poner en valor unas indudables capacidades que han quedado lesionadas por la crisis de sectores emblemáticos (minería, siderurgia, energía, actividades agro-ganaderas) que han sustentado sus dinamismos económicos y sociales enraizados en el tiempo y en la riqueza natural. Si el retroceso empresarial y poblacional ha sido su manifestación más palmaria, no es menor la sensación de crisis emocional que se ha apoderado de un sector importante de la sociedad leonesa, lo que justifica los intentos a favor de la reafirmación de su personalidad y del reconocimiento que a todas las escalas merece.


            Es así como cabría interpretar también su intento de convertirse en la sede de la Agencia Espacial Española, al considerar que dispone de fundamentos sólidos para lograrlo. Si, entre ellos, no resulta desdeñable la capacidad de iniciativa empresarial acuñada a lo largo del tiempo, y que aún subsiste como reacción al declive, convendría destacar, en relación con el nivel de aptitud requerido por la Agencia el reconocimiento del nivel de especialización otorgado por la Escuela de Ingenierías Industrial, Informática y Aeroespacial cuyo prestigio se identifica con la diversificación en el ámbito de la ingeniera, tradicionalmente centrada en la acreditada Escuela Técnica Superior de Minas, a partir de los años ochenta. Las sucesivas promociones egresadas, tal y como ratifican los indicadores utilizados, han conseguido fraguar un importante grupo de especialización y de profesionales de primer nivel en el sector. El hecho de que, a modo de ejemplo, de este Centro de la Universidad de León proceda el primer astronauta seleccionado por la AgendaEspacial Europea constituye un testimonio fidedigno de que constituye un valor que no puede quedar desestimado.


         La existencia de esta dotación científico-técnica representa una plataforma susceptible de garantizar el buen funcionamiento y la correcta adecuación a las necesidades de la Agencia cuya instalación se ha solicitado, y que a su vez pudiera operar como catalizador de la potente dotación en ingenierías existente en Castilla y León. Se trataría además de una plataforma valorizable en un escenario de mejora y readaptación de las infraestructuras de comunicación de las que la ciudad no carece de antemano y que, como sucede en otros escenarios estratégicamente bien situados como es el caso, pudieran evolucionar en sintonía con la modernización de los ejes de comunicación física en el cuadrante noroccidental de la Península Ibérica en el que León sería capaz de desempeñar una función vertebradora crucial. En cualquier caso, todo ello hubiera supuesto no sólo el reconocimiento a una justa aspiración sino también una sensibilidad, sincera y no demagógica, hacia las tendencias regresivas a que se enfrentan las áreas con serios problemas de recuperación poblacional.

27 de mayo de 2022

Los cuatro (y necesarios) pilares estratégicos de Castilla y León

 


El Norte de Castilla, 27 mayo 2022


En recuerdo y reconocimiento a la calidad personal y a la labor empresarial de Avelino (+ 1995) y José Antolín Toledano (1936-2022)


Los problemas del momento histórico que estamos viviendo en los inicios de la tercera década del siglo XXI han desencadenado un conjunto de situaciones críticas que inevitablemente debe conducir a la reflexión y al debate tanto sobre los factores que las provocan como sobre las perspectivas que han de orientar el futuro. Si analizar la cuestión de forma global ayuda a comprender la magnitud de los desafíos planteados, tiene también sentido descender en el nivel espacial de referencia para centrar la atención en aquellos escenarios que, en escalas intermedias, no permanecen, como es obvio, al margen de las tendencias generales.  

            Las regiones representan - por su condición de "espacio de coherencia" - un marco geográfico idóneo para ejemplificar el alcance de las transformaciones que en ellas tienen lugar según la capacidad de respuesta que la sociedad y el territorio afectados puedan ofrecer en este contexto de profunda metamorfosis. Mas esa capacidad de respuesta no puede residir en el mero voluntarismo. Su eficacia ha de ir necesariamente asociada al buen gobierno del territorio y a la solvencia política y técnica de las decisiones, vertebradas de manera coherente, concebidas a medio y largo plazo y capaces de motivar al conjunto de la sociedad en torno a un proyecto regional viable y socialmente galvanizador, que asegure el desarrollo sostenible del espacio bajo su responsabilidad. Mas para que ello sea posible se precisan dos requisitos fundamentales: de un lado, un conocimiento riguroso de los problemas existentes, respaldados por el rigor y la objetividad de los diagnósticos; y, de otro, en la asimilación con fines prácticos de las ventajas comparativas que el propio espacio encierra y que, bien gestionadas, constituyen el fundamento de su competitividad socio-territorial y de su poder de atracción inversora.

            Estas consideraciones tratan de apuntalar una idea que considero pertinente: en la Comunidad de Castilla y León existen potencialidades suficientes a la hora de fortalecer su posición en el panorama de las regiones españolas y europeas. No es una tarea sencilla pero tampoco imposible y, desde luego merece ser asumida con voluntad política, y teniendo en cuenta las posibilidades permitidas por las pautas de desarrollo sustentadas sobre cuatro pilares esenciales. Me limitaré a enunciarlos someramente, como propuestas engarzadas en una secuencia lógica y abiertas al necesario debate clarificador.

            En esta urdimbre estratégica cobra especial importancia, como primer gran objetivo, la voluntad de consolidar a Castilla y León como región industrialmente innovadora, al amparo de la poderosa infraestructura de cualificación alcanzada en el campo de la formación y de la investigación científico-técnica, suficientemente acreditada por numerosos estudios que así lo avalan, Ha de ser, a mi juicio, el principal baluarte sobre el que cimentar una estrategia de desarrollo encaminada a la recuperación industrial de la región tanto en los sectores ya afianzados en su tejido productivo como en el contexto de las líneas abiertas al amparo de la automatización y la digitalización de los procesos de fabricación. Es un enfoque coherente con las pautas del horizonte industrial planteado por la Comisión Europea, empeñada en “revertir el papel decreciente de la industria en la Unión”, y en orientar en esta dirección el aprovechamiento del Plan de Recuperación Next Generation, que ha llevado a plantear esta iniciativa como un desafío asumible por las regiones como ámbitos prevalentes de una dinámica industrial para la que Castilla y León ofrece escenarios idóneos de localización en todo el territorio y que a su vez permitirían evitar el éxodo de jóvenes altamente cualificados.  

            La capacidad para afrontar reto tan crucial no es ajena, en segundo lugar, a las posibilidades estratégicas que presenta la Comunidad como gran espacio de encrucijada en el entrenado de relaciones ya construidas y con perspectivas notables de intensificación en el cuadrante noroccidental de la Península Ibérica.  El engarce permitido por la red de comunicaciones de toda índole revalida la “renta de situación” de Castilla y León como espacio de tránsito obligado en sentido meridiano y Este-Oeste, con todo lo que ello representa de cara al afianzamiento de sus vínculos con las áreas portuarias al tiempo que fortalece el nexo, aún infrautilizado, con la mitad septentrional de Portugal.

            El reconocimiento de esta posición geográficamente privilegiada es indisociable a su vez de los valores reconocidos al conjunto de la riqueza patrimonial (paisajística e histórico-artística) inventariada la región de mayor tamaño, y más compleja, de la Unión Europea. Por más que huelgue insistir en este “pilar”, todas las observaciones a su favor serán pocas cuando se trata de asumirlo y aprovecharlo en sintonía con los principios y objetivos rectores de la cultura del desarrollo respetuoso y sostenible. Y, puesto que nunca se alcanza el nivel óptimo de tratamiento en esta línea, las cautelas han de ser máximas para que en modo alguno se debilite o cuestione el elevado umbral de prestigio que aporta a la Comunidad.

            Ahora bien, y como criterio final, las posibilidades mencionadas sólo pueden ser tales, y, por tanto, cristalizar en resultados ostensibles, cuando se gestionen bien en el marco de un espacio regional cohesionado, sabedor de su entidad compartida y consciente de sus posibilidades como Comunidad Autónoma. Asumido el reconocimiento de su diversidad como un valor intrínseco y altamente valorizable, es evidente que sus perspectivas de futuro deben ser incompatibles con una visión fragmentaria de su realidad y de sus problemas del mismo modo que se verían entorpecidas ante la falta de una adecuada cultura de la cooperación y del compromiso interinstitucional capaz de aprovechar en su integridad los valiosos recursos de que dispone.

 

           

 

9 de marzo de 2022

Carta abierta de los geógrafos rusos contra la invasión de Ucrania


Esta carta fue remitida desde Rusia a diferentes Grupos de Investigación internacionales para que fuese conocida y respaldada mediante firma. Me cupo el honor de hacerlo (7 marzo 2022) 


 Lettre ouverte de géographes russes contre les actions de guerre en Ukraine

Au Président de la Fédération de Russie, Vladimir Poutine,

 

Nous, citoyens de la Fédération de Russie, géographes, enseignants, scientifiques, étudiants, doctorants et diplômés, signataires de cette lettre ouverte, conscients de notre responsabilité vis à vis du destin de notre pays, nous nous opposons catégoriquement à toute action militaire sur le territoire de l’Etat souverain d’Ukraine et exigeons un cessez-le-feu immédiat des deux côtés ainsi que le retrait des troupes russes vers le territoire de la Russie.

 

Nous considérons qu’il est immoral de nous taire à ce moment précis, quand chaque jour et chaque heure des gens meurent du fait d’actes de guerre. Les opérations de combat menacent des sites vulnérables, tels que la centrale nucléaire de Tchernobyl, les centrales hydroélectriques sur le Dniepr et les exceptionnelles réserves de biosphère de l’Ukraine. Il est inadmissible, au XXIème siècle, de prétendre résoudre des conflits politiques les armes à la main ; tout conflit que ce soit, interne à l’Ukraine ou entre nos deux États doit être résolu uniquement par la voie de la négociation. Peu importe par quoi on justifie l’invasion de l’armée russe : les citoyens russes d’aujourd’hui comme les générations à venir en Russie en paieront le prix.

 

Cette opération militaire vide de sens les efforts déployés depuis bien des années tant par les géographes que par des chercheurs d’autres disciplines pour la sauvegarde des paysages, pour lutter contre le changement climatique, pour la création de zones naturelles protégées, pour organiser un développement pacifique des économies de Russie et d’Ukraine, et pour le développement de leur coopération transfrontalière. Nous ne pouvons pas renoncer à notre mission : continuer à contribuer à un développement pacifique et harmonieux de notre pays ainsi qu’à son intégration dans l’économie mondiale.

Nous voulons vivre sous un ciel pacifique, dans un pays ouvert au monde et dans un monde ouvert à notre pays, continuer à faire de la recherche au nom du monde, pour le du bien-être de notre pays et de l’ensemble de l’humanité. Les opérations de guerre doivent cesser immédiatement !