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El Norte de Castilla, 15 de Julio de 2009
Frente a las ambigüedades de que, en opinión de numerosos especialistas, adolecen varios aspectos de la Constitución española hay uno que en su formulación no admite duda. Nada de confusión encierra, en efecto, el Art. 3º cuando, tras subrayar que “el castellano es la lengua española oficial del Estado, que todos los españoles tienen el deber de conocer y el derecho a usar”, ratifica la cooficialidad de las demás en sus respectivas Comunidades Autónomas, identificando a las distintas modalidades lingüísticas de España como un patrimonio cultural “que será objeto de especial respeto y protección”. Tratándose, pues, de una cuestión definida con claridad en la norma básica, lo lógico sería pensar que el paso del tiempo, la consolidación del modelo autonómico, el consenso alcanzado en sus directrices primordiales y la propia evolución de la sociedad, abierta a un panorama en el que las identidades coexisten con el desarrollo de vínculos proyectados a escalas más amplias, se han encargado de eliminar viejas reticencias y asumir las ventajas que derivan de las relaciones de complementariedad y enriquecimiento mutuo en un Estado complejo como el nuestro, donde la defensa de todas las sensibilidades culturales se halla suficientemente garantizada. Decir lo contrario es faltar, interesadamente, a la verdad.
De ahí que no dejen de sorprender las sensaciones contradictorias con las que a menudo uno se topa cuando entra en contacto con la realidad catalana. Al menos son las que yo he experimentado durante una reciente visita a Barcelona por motivos profesionales. De un lado, he tenido la oportunidad de conocer y valorar en directo los impresionantes cambios que están teniendo lugar en esa ciudad y su espacio metropolitano. Cambios expresivos de las nuevas perspectivas en que se inscribe el futuro – económico, social y urbanístico- de Barcelona y su área de influencia y que me han permitido ponerme al día, refrescar los análisis, someter a debate y valoración crítica lo que hay que de realidad y lo que, en cambio, permanece sumido en las buenas intenciones. Y es que Barcelona siempre aporta cosas nuevas, provoca curiosidad e induce a la reflexión. No en vano, sigue siendo esa “ciudad de los prodigios”, que con tanta expresividad describió hace tiempo Eduardo Mendoza en una novela que nadie interesado en la Cataluña y en la España moderna debiera dejar de leer.
Sin embargo, la casualidad ha hecho que también pudiera contemplar en su propio escenario las circunstancias que cuestionan el cumplimiento del compromiso a que, en materia lingüística, obliga la lealtad constitucional. La señal de alarma ha estado, en principio, provocada, por el tono virulento que a menudo aflora en el ambiente político, alentado por un discurso intelectual de marcado signo catastrofista. No de otro modo cabría calificar la intervención del último Premi d’Honor de las Lletres Catalanes, el lingüista Joan Solá, que en el Parlamento del Parc de la Ciutadella ha presentado el 1 de Julio un panorama dramático, instando a los legisladores a “actuar en defensa del catalán para que deje de ser una lengua degradada, subordinada políticamente, incansablemente y de mil maneras atacada por los poderes mediáticos, visceralmente rechazada por los otros pueblos de España”. Incluso llegó a decir que “al pactar la Constitución se aceptó que quedara en situación de inferioridad respecto al castellano” (sic), para finalizar con un diagnóstico desolador: “somos una comunidad lingüísticamente enferma desde hace muchos años”, lo que justifica que “debemos estar dispuestos a llegar hasta donde sea preciso para preservar nuestra personalidad”.
El aplauso mayoritario que recibieron estas palabras encontró eco inmediato en la aprobación el mismo día de la Ley de Educación de Catalunya, con los votos de CiU, ERC y el PSC. Cuán lejos ha estado en este momento el socialismo catalán de la actitud mostrada en 1932 por la Juventud Socialista de Barcelona, dispuesta a defender, como requisito para dar su apoyo al Estatuto de Nùria, que “en las escuelas, en los Institutos, en las Normales y en la Universidad del Estado no debe usarse otro idioma que el español”. Pero ahora no ha ocurrido así. Con esta Ley, el catalán se convierte en la lengua vehicular dominante para la transmisión del conocimiento, eliminando la aplicación de la tercera hora de enseñanza del castellano, que establece la normativa estatal. Se trata, en pocas palabras, de “blindar el modelo de la escuela catalana: en lengua y contenidos”, en expresión rotunda de Irene Rigau, portavoz de Educación de Convergencia i Unió.
Acoso, blindaje, preservación a ultranza de la personalidad cuestionada. Palabras contundentes, con cuyo empleo da la impresión de que se trata de defender una fortaleza asediada. Mas, ¿qué hay de verdad en todo ello?, ¿tan grave es el problema que obliga a transgredir los principios constitucionales como si de una situación de emergencia se tratase?. Puesto que interpretarlo desde la perspectiva de Castilla y León pudiera parecer sesgado y en mi ánimo nunca he abrigado el mínimo atisbo de anticatalanismo, me limitaré a traer a colación las elocuentes palabras vertidas sobre el tema por Baltasar Porcel, fallecido el mismo día que los acontecimientos señalados. En su edición de 2 de Julio, la Vanguardia reproducía estas declaraciones del afamado escritor de Andratx: “el catalanismo ha fracasado políticamente. Se ha aferrado a la cultura, la ha instrumentalizado, pero en este país las empresas colectivas siempre fracasan (…). El problema no es la lengua catalana, el problema es Catalunya. Esta sociedad, incluso una parte que se proclama catalanista, no habla, no lee, no siente en catalán. Esta es una sociedad cargada de autoanálisis, autoodio y autoexcusas. El catalanismo es a veces una superestructura que queda despegada de la realidad, que va por otro lado”. Frente a esta reflexión de quien es considerado una de las figuras preeminentes de la cultura catalana ¿qué podría decir yo como simple observador de una política lingüística que respeto aun sin lograr comprenderla?.
3 comentarios:
Hola Fernando.
Este comentario mio es para un ciudadano español que no se parezca en nada a FERNANDO MANERO u otras personas que piensen como tu.
Quizas resulte extraño ver como un pueblo tiene que blindar su lengua.Puede sonar exagerado pero creo que ese es el precio de ser catalán: que lo que un español tiene de serie, nosotros lo hemos de reivindicar, antes, ahora y hasta que se pierda. Porque no me cabe ninguna duda que se va a terminar. Y yo entiendo que agota, y que la gente diga "oiga, yo me quiero relajar,ya me da igual si hablo en catalán o castellano...!Si soy o no soy¡...".Pero no quiero mas manifiestos, ni decenas de Agrupaciones anti-lo-que sea, ni boicots,ni nungún general Mena, ni a esta señora de Madrid que manda mucho y nos tiene un amor increible.
Pero esta actitud para un catalán es suicida.De Baltasar Porcel tengo que decir que me gusta, de verdad que me gusta,y el PP bien supo aprovecharse de las "dos lenguas" a las pocas horas de morir, y aun no lo habían enterrarlo". Pero expresar su pensamiento de esta forma no se si es dogma. El doctor Ciril Rozman es uno de los grandes referentes internacionales de la medicina. Está considerado un maestro por varias generaciones de médicos. Sabe trece lengua, algunas de ellas muertas. Y si tengo que comparar Baltasar Porcel me quedo con el pensamiento de Ciril Rozman.
"Las personas solo tendrían que hablar dos lenguas, la materna y el esperanto, en todo el mundo" En definitiva, a muchos españoles esto ya les va bien. Creo que dejar de hablar y estudiar en catalán es una decisión que debe tomar la sociedad catalana: Si lo dejamos correr, entonces en dos generaciones se acabó el problema. El problema catalán, claro.
Un saludo Fernando
Hola Fernando.
Por pura casualidad acabo de leer esta noticia atrasada, que yo desconocía, aunque no me ha extrañado demasiado.
-"El Gobierno vasco ha suspendido hoy la norma que establecía el euskera como principal lengua de enseñanza. Así se ha podido ver en la última edición del Boletín Oficial del País Vasco (BOPV), en la que se recoge una orden del Departamento de Educación que suspende la normativa anterior.
Esta orden se produce después de que, el pasado mes de junio, el Tribunal Superior de Justicia de País Vasco suspendiera cautelarmente el contenido de los decretos de Educación Infantil y Bachillerato, que habían sido aprobados a finales de la pasada legislatura por el anterior Gobierno vasco.
Estos decretos establecían el euskera como principal lengua vehicular en la enseñanza de Euskadi, y habían sido recurridos por la Plataforma por la Libertad de Elección Lingüística."
Fernando,con todo el respeto que me mereces y sin ánimo de entrar en ninguna discusión, yo a esta noticia le hago este comentario:
"Es una lástima, ya que este era él único modo de asegurar que todos los ciudadanos del País Vasco pudiesen hablar ambas lenguas.
Con la "libertad de elección lingüística" se consigue que aquellos que opten por la enseñanza en castellano no sean capaces de hablar el euskara. Está bien elegir la ignorancia, todos los padres tienen derecho a que sus hijos sean ignorantes.
Un saludo.
Pues a mi no me sorprende Fernando desde afuera yo lo veo asi:
Ellos tienen su lengua materna,la lengua de sus afectos,y como pueblo la pasan a los suyos como todo lo que tienen que ver con sus tradiciones y cultura,no se desentienden del castellano para nada porque (aunque nunca estuve en catalunya) veo a travéz de los blogs que me escriben con muy buena otografía en castellano por lo que imagino que si lo escriben tan bien es lógico que lo hablen igual ,siempre que leo del tema en algunos de los blogs que frecuento siento que los catalanes se han encontrado a lo largo de su historia con demasiadas trabas para hablar en su lengua y entonces ante tanta tensión con respecto a ello(tanta prohibición,persecución etc,) es lógica su reacción,no quieren perder su lengua no por ofender a nadie sino porque les pertenece,son tantas las lenguas que se han perdido en este mundo,tanta historia ligada a ellas que los comprendo,si hay algo que yo encuentro interesante de España es esta diversidad de lenguas y cultura,si yo un día pudiera viajar allá me encantará escucharla y sería algo que
admire mucho,así como llama la atención el inglés en las ciudades que lo hablan( porque el inglés está en todos sitios y creo yo que mas de lo que debería estar),ojalá los indigenas en estas tierras hubieran tenido tanto empeño en mantener sus lenguas( por fortuna tu que viajas y eres tan culto sabes que hay muchos que lo han conservado y te debe resultar muy interesante conocer esta diversidad de lenguas que amplía nuestro mundo,que maravilloso es ser diversos),más allá de todo tema político que desconozco,yo siento que no está mal que defiendan su lengua,para entenderlos me pongo en su lugar,y tambien lo relaciono con lo que sucedió con los indios un buen día alguien los dominó y quiso borrar su modo de ser y de hablar,y pues no todos los pueblos se dejan abatir por un imperio,algunos como sean desean mantener su identidad y francamante no lo veo mal.Un abrazo Fernando ,es bueno leerte y ampliar mi mundo conociendo los diferentes puntos de vista que nutren mi idea global de las cosas.
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